Yo no se que me ha dado por dolerme la historia
al ver como en los libros reluce la pureza,
como ocupan Lucrecia, Penélope y Tecmesa
su lugar de arquetipos y su nimbo de gloria.

La impotencia me pide que calle a la memoria,
que oculte frías ausencias por delicadeza;
la virtud ya no existe, ha muerto la nobleza,
los hombres discutimos el valor de la escoria.

No hallarán a un tiempo inmortalidad y muerte
Leónidas en Termópilas, en Filipos Bruto;
el pasado callado en mi cuerpo se vierte
y me viste de sombras, de vacío, de luto.

Nuestro tiempo ha jugado su destino y la suerte
nos manda que sirvamos como esclavos a Pluto.-