El kirchnerismo ha desarrollado casi como un sello de marca una forma perversa de contar la realidad, lo que llamamos el relato. Es perversa porque se las arregla para que siempre en sus argumentaciones exista una variable que los exculpe de sus responsabilidades. Pero como en todo relato perverso, la verdad se cuela en el propio discurso retorcida y deformada, y sólo hace falta acercarle un poco de luz para que se nos presente con toda...