Sísifo y su tarea

Sisífo junto a Prometeo son las figuras de la mitología griega que representan a la humanidad.

Son personajes astutos que desconfían de los dioses y que prefieren la precaria y transitoria vida humana a todo el poderío inmortal del Olimpo.

Prometeo es un Titán que desafía a los dioses y entrega el fuego a los hombres. El fuego es la posibilidad de progreso para la humanidad.Prometeo significa, ‘el que prevee’.

Sisífo engaña a todo el Olimpo y hasta a la muerte misma. Elige siempre estar con los hombres antes que codearse con los dioses.

Finalmente, Sisífo es derrotado y desterrado al infierno, condenado a subir una piedra hasta la cima sólo para verla caer nuevamente en al atardecer y reiniciar su tarea.

Albert Camus toma esta parábola para representar el absurdo de la vida humana y reflexionar sobre el suicidio y la vida.

Recorre el pensamiento moderno mostrando como el hombre se hace trampa frente a la evidencia de un mundo sin sentido ni moraleja. Como, el supuesto ateísmo de algunas ideas, sólo enmascara la adoración a otros dioses. El hombre está sediento de respuestas, pero lo cierto es que casi siempre yerra en la pregunta.

Sísifo, no era una persona ética como la entenderíamos ahora, no era un hombre cabal.

Astuto hasta la fábula del mito, inescrupuloso, fue considerado en Grecia el protector de los ladrones. También se decía que había sido el padre verdadero de Odiseo (hay varias historias de como su Odiseo fue concebido).

Sisífo tiene un momento de su vida que lo define verdaderamente. Encuentra en su camino a Asopo, padre de Egina que había sido raptada por Zeus. Asopo pregunta a Sísifo por su hija y éste, que sabía del rapto promete darle información a cambio de que de agua para Corinto, su ciudad.

Debiendo optar, Sísifo elige a los suyos antes que a los dioses y eso marca su destino.

Alguien podrá decir, con lenguaje marxista, que Sísifo fue un oportunista con conciencia de clase. O en jerga cristiana, que sentía más a su prójimo. Esas son abstracciones para Sisífo. Para él, la vida son decisiones del momento, de acuerdo a los intereses sobre su vida. No existe el más allá, no hay moraleja, no hay definiciones. Sólo existe su vida, esa piedra absurda que, sin embargo, lo llena.

Albert Camus termina su ensayo con estas palabras que a mí siempre me han ayudado a sonreír en un mundo sin Dios.

«En el universo vuelto de pronto a su silencio se alzan las mil vocecitas maravillosas de la tierra. Llamamientos inconscientes y secretos, invitaciones de todos los rostros constituyen el reverso necesario y el premio de la victoria. No hay sol sin sombra y es necesario conocer la noche. El hombre absurdo dice que sí y su esfuerzo no terminará nunca. Si hay un destino personal, no hay un destino superior, o, por lo menos no hay más que uno al que juzga fatal y despreciable. Por lo demás, sabe que es dueño de sus días. En ese instante sutil en que el hombre vuelve sobre su vida, como Sísifo vuelve hacia su roca, en ese ligero giro, contempla esa serie de actos desvinculados que se convierten en su destino, creado por él, unido bajo la mirada de su memoria y pronto sellado por su muerte. Así, persuadido del origen enteramente humano de todo lo que es humano, ciego que desea ver y que sabe que la noche no tiene fin, está siempre en marcha. La roca sigue rodando.

Dejo a Sísifo al pie de la montaña. Se vuelve a encontrar siempre su carga. Pero Sísifo enseña la fidelidad superior que niega a los dioses y levanta las rocas. Él también juzga que todo está bien. Este universo en adelante sin amo, no le parece estéril ni fútil. Cada uno de los granos de esta piedra, cada trozo mineral de esta montaña llena de oscuridad forma por sí solo un mundo. El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre.

Hay que imaginarse a Sísifo dichoso.» .